Categorías
Psicología

¿”Perdonas” fácilmente? Conoce los tipos de apego

Elegir una pareja es una decisión importante porque se trata de con quien compartiremos nuestros espacios, tiempo y objetivos. Esa elección, como todas las decisiones que tomamos, aunque creamos que son conscientes, están condicionadas por nuestros patrones infantiles de relación, es decir los patrones de amor que aprendimos e internalizamos a partir del vínculo con nuestros padres. 

Cuando nacemos, el primer contacto con el mundo y con la realidad es a través de nuestros padres, por lo cual a través de ellos aprendemos a internalizar la realidad, incluyendo la forma de relacionarnos. La forma como en la infancia somos queridos por las personas que nos cuidan constituye un punto fundamental de nuestro desarrollo, porque desde allí aprenderemos cómo es la forma que merecemos ser queridos por las personas que nos rodean.

De ahí que la presencia o ausencia tanto física como emocional de alguno de los padres sea tan influyente y determinante porque instauran un patrón de relación que llevaremos a la vida adulta, creando unas coordenadas sobre cómo debemos ser amados y lo que merecemos. 

El apego emocional en la pareja es normal y fortalece los vínculos de amor y confianza. El problema es cuando el apego deja de ser seguro y se transforma en dependencia bajo la forma de apego ansioso o evitativo, los cuales comienzan a generar malestar.

El apego ansioso hace que la persona tenga mucho miedo a perder a la pareja, esa necesidad origina que se prioricen las necesidades del otro sin tener en cuenta las propias. No se piensa en lo que uno quiere, desea y necesita, se anula la propia persona por miedo a contradecir a la pareja y perder su amor, inclusive se llega a pensar que tu felicidad depende de ese vínculo. Este tipo de apego se origina en patrones de relación con cuidadores que en la infancia condicionaron el afecto con ciertas cosas o comportamientos del niño, fueron inestables afectivamente e inconsistentes, llevando al niño a una búsqueda de validación constante que se repite en la vida adulta para ser amados.

Por su parte, el apego evitativo hace que la persona tenga cierta frialdad emocional y se relacione evitando crear cercanía y vínculos afectivos profundos. Se valora la independencia para evitar el rechazo. Este tipo de apego se origina por patrones de cuidado en la infancia donde prevaleció el rechazo, poca demostración de afecto y falta de sensibilidad a las emociones del niño.

En conclusión el apego emocional nos lleva a soportar y perdonar conductas negativas contra nosotros mismos porque esas conductas responden a un modelo de relación que inconscientemente se identifica como normal, al estar vinculado con los patrones de relaciones que aprendimos con nuestros padres. Es importante abordar estas heridas infantiles de raíz con el psicólogo para ver un impacto en las conductas que sostenemos en las relaciones de la vida adulta actual.


Elaborado por: Pisc. Ishtar Rincón